"EL HOMBRE NO NACE CON UN ALMA. Y SI NO LA CREA, NO TENDRÁ NINGUNA,
EXISTIRÁ VACÍO Y MORIRÁ VACÍO." GURDIEFF

sábado, 12 de junio de 2010

viernes, 11 de junio de 2010

Nuevas Repercusiones: La Vorágine Revista de Teatro Independiente

CRITICA TEATRAL "La felicidad es un sueño plástico" por María de los Ángeles Sanz
El ingreso a la sala ya proporciona el primer indicio de que estamos ante un espectáculo teatral, un actor fingiendo ser un espectador con apariencia de modelo de revista o televisión interactúa con el público real; luego dentro del espacio escenográfico, las sillas ofrecen revistas donde se encuentran más allá de la publicidad de objetos de lujo, los dictados de moda donde se le impone al ser humano la impronta de formarse externa e internamente a imagen y semejanza de los modelos propuestos. El espacio escénico, a modo de una pasarela, muestra en un blanco prístino, objetos que aparecen y desaparecen de la vista del espectador según la funcionalidad del acontecimiento escénico: dos bancos y una mesa que simulan una confitería, un espejo, un inodoro, una ventana oculta, ojo de buey de un supuesto crucero de placer. La música, los diálogos fragmentados, la apariencia física que se busca para lograr ser aquello que las revistas y el glamour imponen están expuestos desde todos los sentidos en el desdoblamiento de dos personajes: hombre y mujer comunes, que intentan comunicarse, y ser como los modelos perfectos que la sociedad del vacío promete, sin lograrlo. La felicidad está garantizada en una burbuja de fantasía, ignorando lo real y construyendo paraísos artificiales que se logran a través del consumo, y la búsqueda del cuerpo perfecto. La propuesta de mostrar esta parte de la sociedad que nos constituye es abordada por el grupo desde el género de la performance; género que comienza a experimentarse en el sistema teatral de Buenos Aires, en los años de la neovanguardia de los sesenta y en un espacio ya mítico como el Di Tella. Combatido en aquel entonces por unos y por otros, por un lado por el orden moral de la dictadura de Juan Carlos Onganía, y por el otro, por aquellos teatristas que veían en la búsqueda formal una evasión al compromiso social; la perfomance vuelve con su impronta hacia el espectador luego de la última dictadura militar. Como género exige del espectador una presencia activa ante el suceso teatral, ya que nada en él es previsible y juega con todos los sentidos, desestabilizando la sucesión lineal de los acontecimientos. De esta manera, en un instante las luces se apagan y oscilan entre lo real y lo imaginado, o a través de las luces los actores atraviesan el espacio y se vinculan con balbuceos con el público. La reacción de este último, sorprendido al no encontrarse ante un espectáculo teatral tradicional, es funcional a la propuesta ya que su propio desconcierto hace que la performance adquiera nuevos significados. La multiplicación de la nada es una buena síntesis actoral de una manera de ver el mundo desde la banalidad de lo real que cierta parte de la sociedad universal despliega desde que los grandes relatos dejaron de afirmarnos en sus certezas; de ese vacío de conceptos sólo quedan imágenes huecas, significantes sin sentido.

viernes, 7 de mayo de 2010

Primeras Repercusiones de Prensa

“...Reestreno de LA MULTIPLICACIÓN DE LA NADA, que dirigen Carolina y Fernando. Un sugestivo afiche con muñequitos de juguete desnudos invitan a conocer de qué se trata... LA MULTIPLICACIÓN DE LA NADA es una mirada sobre ese vacío que inunda todo sin llenar ningún espacio. Ese vacío que las propuestas independientes que venimos visitando, como Entretelones, se empeñan en combatir, lejos del ruido sordo del exitismo mediático...” Revista CERCA – Sección Cultura